Un regalo hecho para mí. Una historia ilustrada del Jazz.
Todos los que han deseado complacer a un fanático del jazz (con un presente que tenga que ver con su afición) saben que es un asunto difícil. En teoría podría parecer algo muy sencillo, ya que solo se trataría de buscar un disco, un libro o un producto relacionado con el jazz para solucionar la papeleta. Pero no es así.
Un día, Kay me regaló un pequeño, pero hermoso calendario de sobremesa con fotografías en blanco y negro sobre los grandes del jazz. Ese calendario estuvo embelleciendo durante todo un año mi espacio de trabajo (para mi, un buen regalo). Después me comentó sobre lo difícil que era encontrar un regalo idóneo para la gente jazzera. En principio, me dijo, no se pueden regalar discos, porque los coleccionáis y lo más probable es que el regalo os llegue “repe” (es tan verdad, que hasta uno mismo se equivoca y en mas de una ocasión compramos 2 veces el mismo disco). Luego, los libros de jazz son escasos y difíciles de encontrar (esto aumenta las probabilidades de que el regalo ya lo tengamos o lo hayamos leído).
Todos los que han deseado complacer a un fanático del jazz (con un presente que tenga que ver con su afición) saben que es un asunto difícil. En teoría podría parecer algo muy sencillo, ya que solo se trataría de buscar un disco, un libro o un producto relacionado con el jazz para solucionar la papeleta. Pero no es así.
Un día, Kay me regaló un pequeño, pero hermoso calendario de sobremesa con fotografías en blanco y negro sobre los grandes del jazz. Ese calendario estuvo embelleciendo durante todo un año mi espacio de trabajo (para mi, un buen regalo). Después me comentó sobre lo difícil que era encontrar un regalo idóneo para la gente jazzera. En principio, me dijo, no se pueden regalar discos, porque los coleccionáis y lo más probable es que el regalo os llegue “repe” (es tan verdad, que hasta uno mismo se equivoca y en mas de una ocasión compramos 2 veces el mismo disco). Luego, los libros de jazz son escasos y difíciles de encontrar (esto aumenta las probabilidades de que el regalo ya lo tengamos o lo hayamos leído).
Con esas premisas, las preguntas que me formulé para crear algo nuevo fueron estas:
¿Qué cosa, que tenga que ver con el jazz, me gustaría tener?
¿Qué cosa, que tenga que ver con el jazz, me gustaría tener?
¿Qué cosa que sea fina, económica y original me gustaría regalar a un(a) amigo(a) jazzero(a)... y quedar bien?... Rápidamente llegué a la conclusión de la baraja, porque es un objeto-símbolo de los garitos donde comenzó el jazz... y además, un mazo de 54 cartas me permitiría hacer una especie de historia ilustrada sobre el tema.
Decidí regalármela y me puse manos a la obra.
Pensé que mi baraja debería ser sofisticada (elegante de vestimenta y distinta de las demás); pero al mismo tiempo, cercana y sencilla. Ese pensamiento determinó que mi instrumento para dibujar fuera un simple lápiz de grafito; De esos que usan los chiquillos en el colegio y que fue con lo que yo aprendí a dibujar. Por esa misma razón los dibujos serian en el color del jazz , es decir, en blanco y negro.
El proceso de hacerla fue lo mejor de este regalito que me hice. Hube de investigar y seleccionar a los 54 músicos con un criterio abierto y objetivo, que es del todo imposible cuando entra a participar la subjetividad (la propia y la de los comentarios ajenos). Luego comencé a dibujar atendiendo a las personalidades de los músicos; después diseñé los naipes; las cajas; los troqueles y por ultimo hicimos los preparativos para la imprenta (componer, maquetar, crear los fotolitos...) y por fin editamos. Después de imprimir tuvimos que troquelar los pliegos impresos con cuchillos especialmente diseñados para cortar y obtener la baraja. Una vez troquelado todo -los 2 envases y los naipes- hay que desprender las cartas de las hojas. Eso hay que hacerlo con los 54 naipes que se sujetan individualmente en 4 pequeños puntos, al pliego de la cartulina especial para naipes. Esto se debe hacer naipe a naipe y con mucho cuidado, ya que perdiendo una carta se pierde la baraja entera. Es un trabajo de chinos que parece no terminar nunca. Terminados los mazos, toca darle forma a las cajas (que servirán de envase para esos naipes) ya que las futuras cajitas vienen impresas desde la imprenta en un cartón plano. El proceso es similar al de las cartas y hay que hacerlo, también, individual y artesanalmente. Una vez la caja (plana en ese momento) quede desprendida del pliego de cartón, habrá que doblarla por sus aristas y pegarla (por sus lengüetas) para fijarla y darle su forma tridimensional definitiva... Este trabajo -también- hay que hacerlo con el envase interior que se encarga de amarrar a los naipes. El doble envase es una complicación para quien la fabrica; pero es muy interesante para darle identidad y una buena imagen final al producto. Finalmente tendremos que introducir el mazo de naipes dentro del contenedor interior y luego este en el envase exterior. De esta manera este producto friky ya esta terminado.
Este homenaje a la música que tanto amo no ha sido un asunto fácil... pero cuando tengo la magnifica BARAJA ARTESANA en las manos, se siente que el esfuerzo ha valido la pena... Y es que además del canto al jazz, hemos conseguido crear un hermoso articulo de arte y colección, que nos pone contentos...
¡Que mas se puede pedir!
Feliz Jazz y hasta la próxima.
By ©Kuto.
Decidí regalármela y me puse manos a la obra.
Pensé que mi baraja debería ser sofisticada (elegante de vestimenta y distinta de las demás); pero al mismo tiempo, cercana y sencilla. Ese pensamiento determinó que mi instrumento para dibujar fuera un simple lápiz de grafito; De esos que usan los chiquillos en el colegio y que fue con lo que yo aprendí a dibujar. Por esa misma razón los dibujos serian en el color del jazz , es decir, en blanco y negro.
El proceso de hacerla fue lo mejor de este regalito que me hice. Hube de investigar y seleccionar a los 54 músicos con un criterio abierto y objetivo, que es del todo imposible cuando entra a participar la subjetividad (la propia y la de los comentarios ajenos). Luego comencé a dibujar atendiendo a las personalidades de los músicos; después diseñé los naipes; las cajas; los troqueles y por ultimo hicimos los preparativos para la imprenta (componer, maquetar, crear los fotolitos...) y por fin editamos. Después de imprimir tuvimos que troquelar los pliegos impresos con cuchillos especialmente diseñados para cortar y obtener la baraja. Una vez troquelado todo -los 2 envases y los naipes- hay que desprender las cartas de las hojas. Eso hay que hacerlo con los 54 naipes que se sujetan individualmente en 4 pequeños puntos, al pliego de la cartulina especial para naipes. Esto se debe hacer naipe a naipe y con mucho cuidado, ya que perdiendo una carta se pierde la baraja entera. Es un trabajo de chinos que parece no terminar nunca. Terminados los mazos, toca darle forma a las cajas (que servirán de envase para esos naipes) ya que las futuras cajitas vienen impresas desde la imprenta en un cartón plano. El proceso es similar al de las cartas y hay que hacerlo, también, individual y artesanalmente. Una vez la caja (plana en ese momento) quede desprendida del pliego de cartón, habrá que doblarla por sus aristas y pegarla (por sus lengüetas) para fijarla y darle su forma tridimensional definitiva... Este trabajo -también- hay que hacerlo con el envase interior que se encarga de amarrar a los naipes. El doble envase es una complicación para quien la fabrica; pero es muy interesante para darle identidad y una buena imagen final al producto. Finalmente tendremos que introducir el mazo de naipes dentro del contenedor interior y luego este en el envase exterior. De esta manera este producto friky ya esta terminado.
Este homenaje a la música que tanto amo no ha sido un asunto fácil... pero cuando tengo la magnifica BARAJA ARTESANA en las manos, se siente que el esfuerzo ha valido la pena... Y es que además del canto al jazz, hemos conseguido crear un hermoso articulo de arte y colección, que nos pone contentos...
¡Que mas se puede pedir!
Feliz Jazz y hasta la próxima.
By ©Kuto.