Colosos del Arte
Francisco de Goya / Ornette Coleman
Hace poco, expertos en el tema del Arte y la Pintura, nos han contado que El coloso de Goya no es de Goya y que, desde el punto de vista técnico, el cuadro es una chapuza. De esta manera y en un abrir y cerrar de ojos El coloso ha pasado de ser un cuadro respetado y admirado del pintor aragonés a una chapucilla que pintó un discípulo suyo.
Por lo que a mí respecta, el cuadro me gusta lo mismo que cuando era de Goya.
Por lo que a mí respecta, el cuadro me gusta lo mismo que cuando era de Goya.
A Don Ornette Coleman, que es un coloso del jazz desde que grabara Something Else (1958), su primer disco; le ocurrió justamente lo contrario que al coloso pintado, y pasó de ser considerado un cero a la izquierda (incapaz de tocar nada decente) a genio absoluto del jazz, haciendo prácticamente lo mismo que antaño; Y es que los “expertos guardianes” del jazz reconsideraron la opinión que habían dado sobre él, unos 50 años antes, y dictaminaron que en realidad el viejo Ornette era la repera, y que tenia derecho, desde ese mismo instante, a recibir tratamiento de genio con derecho a comer solomillo...
Y así, Don Ornette, con sus casi 80 castañas a cuestas, empezó a recibir premios y honores en cantidades industriales, y como consecuencia de ello, un sinfín de ofertas de trabajo que quitarían del paro a una ciudad entera..
De repente, su música se comenzaba a considerar "delicatessen" por los mismos cocineros que antes la consideraban basura, y lo mejor de todo, es que milagrosamente ya era entendida por toda la gente del jazz... menos por el mismo Ornette ,que, al parecer, solo necesita expresarla; pero no entenderla.
Cuando los expertos bendicen a los artistas, estos se convierten en productos rentables... Hoy, Ornette vende mucho; Pero antes de su santificación en el negocio del jazz, algunos ya le habíamos descubierto y le seguíamos para disfrutar de su talento.
No deje que le coman el coco, amigo (a). Investigue, descubra y fíese de su propio gusto, que ahí está la única verdad que le debería importar: La suya.
Alejo Lopomo.