Oporto
Al regreso de mis vacaciones en la bella Oporto, dos excelentes músicos de jazz interpretaban en el Hall del Aeropuerto, temas de Charlie Parker; John Coltrane; Stan Getz; Ben Webster y Tom Jobim. Aquel era un punto de encuentro musical que servia a las autoridades portuenses para despedirse de los viajeros que le habíamos visitado.
Me senté a disfrutar del jazz frente a los músicos sintiendo que esas notas que flotaban en el aire hacían parecer aun mas bello el moderno aeropuerto portugués. Mientras tanto, la mayoría de los pasajeros pasaban de largo y enfilaban directamente sus pasos hacia los Duty-Free o a los bares...
Si me baso en la cantidad de asientos vacíos que se vieron durante la actuación, debería concluir que los degustadores del arte somos muy pocos y los insensibles muchísimos. Creo que es la misma percepción que tuvieron los músicos cuando decidieron abandonar sus instrumentos...
Pero, pese a eso, quedó claro que por mucha crisis económica que estemos viviendo en la península ibérica, Portugal no da la espalda ni al arte
ni a la cultura. Y es que algunos saben por ahí, que para vivir en armonía con la vida; la sociedad y la naturaleza, es necesario cultivar los espíritus. Solo así lograremos ser y ofrecernos mejores ante los demás.
El ser humano, sin principios ni valores, es un simple y estúpido animal salvaje; un inconsciente destructor en potencia, capaz de aniquilar a su medio y a sus iguales...
Afortunadamente, quedan países que tienen poesía en sus venas y eso se hace notar.
©Kuto
El ser humano, sin principios ni valores, es un simple y estúpido animal salvaje; un inconsciente destructor en potencia, capaz de aniquilar a su medio y a sus iguales...
Afortunadamente, quedan países que tienen poesía en sus venas y eso se hace notar.
©Kuto
“Todo vale la pena, si el alma no es pequeña” (Fernando
Pessoa)