![]() |
George Adams by ©Peter Rouco/ ℠ Alejo Lopomo. |
La foto que usted
esta viendo en la pantalla de su ordenador, fue captada en 1988 con una cámara
de fotos analógica y una película de
negativos de la marca Kodak. Para poder verla -tal como la estamos viendo- el
fotógrafo que me la regalo, tuvo que
meterse en el laboratorio y poner un poco de su magia para revelar la película,
ya que, como sabréis, la imagen, mientras
descansa en el negativo, queda impresa en sentido inverso y con los colores al
revés. Con el positivado final la imagen vuelve a
mostrarse tal como fue captada por el fotógrafo.
El tema en cuestión, es que
al dia de hoy, la mítica compañía estadounidense Kodak se ha declarado
en quiebra. Durante todo el siglo XX esta empresa estuvo saboreando las mieles
del éxito y lo hizo después de crear productos
asequibles y de gran calidad para todos los públicos de la fotografía. Con esa política, Kodak popularizó la
fotografía tradicional y pudo montar un gran negocio en torno a ello. Su éxito fue tan rotundo, que
los carretes de fotos se convirtieron en un producto de primera necesidad para los viajeros; como también lo fueron para las cámaras de aquellos que querían recordar algo. De esta manera, los rollos vírgenes de K comenzaron a venderse en
cualquier sitio del mundo. Lo mismo daba buscarlos en un puesto de piruletas de Quito que en un gran supermercado de Londres; en un quiosco de
revistas; un estanco; el bar de un puticlub; una farmacia de guardia, etc. Ud
siempre encontraría su carrete o en su
defecto una cámara desechable. Y fue así como la firma Kodak se convirtió en una
multinacional tan popular y rica como lo son la Coca Cola Company o la McDonald Burger, por ejemplo.
Con la capitulación de Kodak se sella el fin de una era y se certifica el triunfo definitivo de la fotografía digital sobre la
fotografía analógica convencional. Es el triunfo de la alta tecnología
que se universaliza a pasos agigantados y pone sus productos al alcance de casi
todos los bolsillos del mundo. Pese a esto, lo que tenemos que tener claro
es que la fotografía tradicional no ha
muerto por falta de calidad. Ha sucumbido a los precios bajos de
los megapíxel, y/o a la tremenda capacidad de almacenamiento de las tarjetas de
memoria, y también, hay que decirlo, a la complejidad, finitud y carestía del sistema tradicional; sin obviar a la moda y al mal gusto que reina en el alma del personal que consume.
El personaje de la foto es el saxofonista George Adams (1940-1992) y el fotógrafo que lo captó, fue mi amigo Peter
Rouco. Peter tiró la foto mientras el músico soplaba su saxo tenor de forma
apasionada en el Café Central de Madrid. A Adams se le ve marcando el ritmo con un pie descomunal… "Con ese pie no se le puede ir el ritmo a nadie" pensó Peter mientras presionaba el botón disparador.
En el video podrán contemplar y escuchar al gran George Adams, tocando y sentando cátedra de como hay que soplar ese tubo metálico de forma perfecta....
El magnifico saxofonista
quedo inmortalizado en la emulsión química de Kodak, justamente 3 años antes de que falleciera en la ciudad de Nueva York, y 23 antes de
que el gigante Kodak anunciará que se
está muriendo de hambre.
Si pensamos que en 1988 no existían cámaras digitales en Madrid, deduciremos que cada
disparo con estas cámaras analógicas costaba una fortuna. Si alguien
quería hacer una foto, tenia que comprar
previamente un carrete de 12, 24 o 36 fotógramas. Era la comida de la cámara. Los disparos a precio de oro obligaban al fotógrafo a mirar, a enfocar bien, a mantener el pulso y a disparar
con gusto, y eso, me parece, se termina notando siempre en la calidad de las fotos.
Cuando se acababa el carrete , el fotógrafo se moría de ganas de ver sus fotos; pero como no habían
ordenadores, los fotógrafos se tenían que meter rápidamente
en el laboratorio para revelar la película. A veces surgían
sorpresas, como fue el caso de la famosa foto del Che Guevara, que terminó
triunfando en solitario cuando era parte de una foto de grupo … O como cuando al revelar una foto, apareció, para sorpresa
del propio fotógrafo que la tomo, el ex futbolista del Real Madrid Emilio Butragueño con el pene al aire.
En el cuarto oscuro, el fotógrafo trabajaba cada una de las fotos con sus respectivos tiempos, con su luz, sus pantallas, sus filtros, su ampliación, su encuadre y su química. Esta foto que me regalo Peter, es por tanto una foto mimada.
En el cuarto oscuro, el fotógrafo trabajaba cada una de las fotos con sus respectivos tiempos, con su luz, sus pantallas, sus filtros, su ampliación, su encuadre y su química. Esta foto que me regalo Peter, es por tanto una foto mimada.
En estos tiempos captados en dimensión digital, cualquiera puede hacer una foto. Se pueden hacer casi sin mirar y con un teléfono
móvil, con un MP3 o 4 , con una tableta, con un
bolígrafo, con un mechero o un helado para detectives, e incluso con una cámara
de fotos digital. Hacerla no cuesta
nada. De una ráfaga de 200 tomas, alguna saldrá buena y si no, siempre tendrá arreglo con un programa de
ordenador.
Que esta vieja foto valga de recuerdo y homenaje para George Adams, Herman
Leonard, el gigante amigo Kodak y Peter Rouco.
Escrito©by Kuto.
Escrito©by Kuto.