

Basta echar un simple vistazo a estas fotos, para darse cuenta de que en Quarteira, el jazz parece no gozar de buena salud.
Estamos en un JAZZ-BAR que parece abandonado y que se muere poco a poco...
Allá arriba, el cielo llora y desde el cartel que se mece a ritmo de viento marinero, Chet Baker no para de tocar su trompeta;
pero nadie parece escucharle...
El viento sigue soplando con fuerza
y se cuela por las rendijas del suelo.
El piso de tablas resecas por la brisa salada del mar, vibra y retumba,
como si fuese el parche de un tambor golpeado por las baquetas de Elvin Jones...
Arriba, el aire se pasea silbando por ese espacio vacío y entrópico
pareciendo imitar el sonido libertario del saxo de Ornette Coleman.
El sonido de los truenos, de los rayos, de la lluvia y la tormenta siguen entrando poderosos desde el cielo y el Atlantico para acompañarles.
¿Es posible que el espíritu del jazz siga acudiendo a ese lugar moribundo?
No lo sabemos; pero el mobiliario, triste y descolorido, amontonado y encadenado a un rincón, permanece indiferente a una música que no logra sacarles de su ociosa existencia...
Mientras tanto,
la lluvia sigue cayendo,
la trompeta sigue llamando;
y nosotros estamos ahí
... solitos
©Jano Lopomo
NOTA:
Quarteira es un bello pueblo pesquero del Algarve portugués.
Fotos: Kay Corbally / Quarteira, Portugal
NOTA:
Quarteira es un bello pueblo pesquero del Algarve portugués.
Fotos: Kay Corbally / Quarteira, Portugal