oooooooooooooooooooMi primera casa en Brunete era muy pequeña; Para agrandarla, a Kay y a mi se nos ocurrió llenarla de música. De esta manera, cada vez que poníamos un disco, por arte de magia, la casita se transformaba en un confortable y alegre palacio.
Un día invitamos a Prez que llego con su sombrero, su saxofón y su cara amable en el autobús de línea que venia directamente del "Paraíso Celestial". Nada más llegar, y para que entrara en confianza, le pusimos un rebosante vaso del mejor coñac que teníamos en su mano (sabíamos que era su trago favorito) ... Y cuando Lester aplacó su sed y se sintió flotar, adivinó que allí faltaba su música y se puso a tocar. De su saxo salieron melodías maravillosas que resonaron en todo el pueblo. Al rato, sonó el timbre de casa. Pensé que seria la policía (siempre he creído que a los policías no les gusta el jazz); Pero el que estaba ahí era el mismisimo Señor Jazz. Había acudido a nuestro cuadro con su trompeta y su contagiosa sonrisa. Kay, al verlo, se sentó en una esquina, desenfundo su Chelo y apuntó unas notas casi tan dulces y bellas como ella misma... Satchmo aplaudió desde el sofá, y con su voz carrasposa y llena de jazz, dijo: ¡Queda inaugurada la casa de Jazz54... dabadabadú!...
Un día invitamos a Prez que llego con su sombrero, su saxofón y su cara amable en el autobús de línea que venia directamente del "Paraíso Celestial". Nada más llegar, y para que entrara en confianza, le pusimos un rebosante vaso del mejor coñac que teníamos en su mano (sabíamos que era su trago favorito) ... Y cuando Lester aplacó su sed y se sintió flotar, adivinó que allí faltaba su música y se puso a tocar. De su saxo salieron melodías maravillosas que resonaron en todo el pueblo. Al rato, sonó el timbre de casa. Pensé que seria la policía (siempre he creído que a los policías no les gusta el jazz); Pero el que estaba ahí era el mismisimo Señor Jazz. Había acudido a nuestro cuadro con su trompeta y su contagiosa sonrisa. Kay, al verlo, se sentó en una esquina, desenfundo su Chelo y apuntó unas notas casi tan dulces y bellas como ella misma... Satchmo aplaudió desde el sofá, y con su voz carrasposa y llena de jazz, dijo: ¡Queda inaugurada la casa de Jazz54... dabadabadú!...
"Con Satchmo, Lester Young y Kay en casa"
Pintura de Alejo Lopomo.
Óleo sobre tabla/ 1991/
65x152 cm.
Precioso y entrañable. El cuadro y el relato. Enhorabuena por ambos y también por este hueco de jazz. Que lo veamos relleno de toda esa emoción. Un abrazo.
ResponderEliminarPachi Tapiz
Pues felicidades por la inauguración.
ResponderEliminarAmigo Pachi. Gracias por tus deseos. Tus deseos son ordenes.
ResponderEliminarEfe. Gracias a ti por pasarte por aquí. Espero que el blog se llene de jazz.
ResponderEliminar