¿Quienes son los 54 músicos mas importantes de la historia del jazz?... ¿Es posible hacer una elección incuestionable de ellos ?... La Baraja de naipes Grandes del jazz se mojó y los eligió ... Pero ¿Quien sobra? ¿Quien falta?. Hagamos un repaso de esos elegidos:

Louis Armstrong - Duke Ellington - Charlie Parker - Miles Davis - Billie Holiday - Ella Fitzgerald - John Coltrane - Lennie Tristano - Thelonious Monk - Sara Vaughan - Chet Baker - Lester Young - Count Basie - Coleman Hawkins - Bill Evans - Ornette Coleman - Dizzy Gillespie - Benny Goodman - Art Tatum - Sonny Rollins - Roy Eldridge - Nat King Cole - Ben Webster - Jack Teagarden - Stan Getz ....


jueves, 4 de septiembre de 2008

EL JAZZ, una inagotable fuente de inspiración.


Hace poco alguien me preguntó el por qué hacia tantos trabajos que tienen que ver con el JAZZ. Le respondí  que era porque amaba el Jazz; Pero desde aquí, intentaré profundizar un poco mas en mi respuesta.
Todo comenzó en la década de los ochenta, cuando comencé a pintar las hojas de un block de dibujo mientras escuchaba mis discos de jazz. Lo hacia informalmente, sin otra pretensión que la de  hacer un ejercicio emocional para descargar tensiones. Un día, unos amigos vieron  mi libro, y yo, al ver sus reacciones, pensé que el jazz podía ser un gran tema para pintar -conscientemente- las alegrías y miserias del Homo-Sapiens y de la vida en general...
Y  lo vi así,  porque el Jazz no es solo  música para mí; Detrás de sus notas siempre he visto una fuente de vida donde manan conceptos importantes como son la libertad; la creatividad; la armonía; la belleza; el dialogo consigo mismo y con los demás; la tolerancia; el conocimiento técnico para poder expresarse ; la naturalidad; la realización (individual y de grupo); las mezclas (culturales y de razas); la experimentación; la aventura de la improvisación y la creación  (con las consecuencias humanas de equivocarse y acertar);.... Todos ellos valores que -en coincidencia con el jazz- intento incorporar y materializar en  mi obra pictórica.

Por todo esto, el jazz se convirtió en una inagotable fuente  de inspiración para mi trabajo.

©Kuto.

jueves, 6 de marzo de 2008

ARTE Y JAZZ, EL LARGO ABRAZO

"Tomás San Miguel (piano) y Jorge Pardo (Flauta)"/ Acuarela y tintas. 23x32,5 cms / Festival de Jazz de Boadilla del Monte 2001. Madrid/ Sketch de Alejo Lopomo 


Por su interés, dejo un extracto del artículo del fotógrafo Sergio Cabanillas publicado originalmente en las paginas de Tomajazz.

"ARTE Y JAZZ, EL LARGO ABRAZO
¿Lo sientes? ¿Puedes percibirlo? ¿notas cómo se embriagan tus ojos? No te extrañes, porque las pinceladas que descansan entre estas páginas destilan pasión por el Jazz, por sus timbres, su intrínseca potencia creadora, fascinación por su estética, a veces maldita, a veces plena de glamour, pero siempre magnética e inspiradora. Podemos entender la relación entre el Jazz y las artes plásticas como una vía de dos sentidos: el colectivo de artistas que ha encontrado una inagotable inspiración para su trabajo en el Jazz, y los jazzmen que han integrado pintura, fotografía o escultura en sus trabajos, ya sea inspirándose en las obras para componer o bien incorporándolas en los diseños de portada, una disciplina tan amplia y de tal entidad que ya ha sido objeto de múltiples exposiciones en todo el mundo. En el caso de la Fotografía de Jazz, la interacción de fotógrafos y músicos ha creado una iconografía del género sin la cual sería difícil concebir los mitos que esta música ha creado sin su estética asociada, creando un ciclo creativo según el cual muchos fotógrafos nos hemos inspirado en el Jazz, y a posteriori nuestra obra se ha incorporado al trabajo de los músicos en portadas y libretos, completando así un círculo en el que tanto unos como otros hemos crecido y a la vez hemos inspirado y nutrido el trabajo del otro colectivo. En este caso la lista de nombres es tan extensa como uno desee, desde las monumentales obras de William Claxton o William Gottlieb, inmensas tanto por su valor artístico como documental e histórico, o los franceses Didier Ferry e Yves Carrère, creadores de la agencia Mephisto, una referencia imprescindible en la fotografía de jazz moderna, sin olvidar los nombres más cercanos de Javier Nombela, Gerardo Cañellas, Carmen Llusá, José Horna, Thor Castro, Manolo Nebot o los nuevos valores como Juan Carlos Hernández. La pintura tampoco ha sido ajena a la irresistible influencia del Jazz, y de este modo encontramos obras de indudable contenido jazzístico de grandes nombres de la pintura moderna como Henri Matisse (“The cowboy from Jazz” – 1947, o “Icaro-Jazz”, que ilustra la portada de The Majesty of the blues de Wynton Marsalis), Jean Dubufett (“Grand jazz band” – 1944), Archibald J. Motley Jr. (“Above blues” – 1929), o Nicolás de Staël, quien homenajeó a Sidney Bechet con su obra "Les musiciens", pasando por las bellísimas litografías de Raymond Moretti dedicadas al Jazz, sin olvidar al mismísimo Jackson Pollock, con quien el MOMA neoyorkino recopiló un álbum (“Jackson Pollock: Jazz”) con la música que el artista escuchaba mientras pintaba (Jelly Roll Morton, Billie Holiday, Count Basie, Duke...), y cuya obra “White light” ilustra el interior del mítico Free Jazz: a collective improvisation de 1960. Tampoco faltan trabajos de artistas españoles como Antoni Tàpies, nombres asociados a la escena barcelonesa del Club 49 y el Hot Club como Josep Guinovart o Joan Josep Tharrats, los trabajos del bilbaíno García Ergüin inspirados en una visita a Nueva Orleáns, los personales trabajos del sevillano Antonio Naranjo, Alejo Lopomo, Diego Ortega Alonso, o las delicias del valenciano Boro Peris que tan bien conocemos los adictos a Avui Jazz. Por su parte, el Jazz también ha nutrido su estética de pintura o fotografía ajena a la temática jazzística, y el hallazgo de lienzos de pintores como Pablo Picasso (en Picasso, de David Murray en 1995) o Henri Rousseau, amén de los diseños e ilustraciones concebidos a propósito para las portadas, siendo el padre este concepto Alex Steinweiss, director artístico de Columbia Records que concibe la idea en 1939 para hacer más atractivos los antigüos discos de 78 revoluciones. Posteriormente cada sello definirá su propia estética ya sea a través del dibujo o la ilustración (Verve), fotografías y virados a color (Prestige, Riverside, Blue Note o Impulse!), e incluso el minimalismo o la fotografía abstracta sin relación aparente con el Jazz (ECM), generando todo un universo que merece por sí solo volúmenes enteros y cuyas claves tal vez encuentre el lector más adelante entre estas mismas páginas. Sea como fuere, Jazz y Artes plásticas siguen creciendo y realimentándose mutuamente, diversificando y estrechando este largo abrazo que las une desde los albores del Jazz en Nueva Orleáns, en este idilio se escriben –y escribirán en el futuro– capítulos de singular belleza, haciendo de este género una experiencia visual única, además de una vivencia musical inigualable. " © Sergio Cabanillas, 2007. http://www.cabanijazz.com

miércoles, 16 de enero de 2008

JAZZ PLAYING CARDS. Mi baraja de naipes



Un regalo hecho para mí. Una historia ilustrada del Jazz.
Todos los que han deseado complacer a un fanático del jazz (con un presente que tenga que ver con su afición) saben que es un asunto difícil. En teoría podría parecer
algo muy sencillo, ya que solo se trataría de buscar un disco, un libro o un producto relacionado con el jazz para solucionar la papeleta. Pero no es así.

Un día, Kay me regaló un pequeño, pero hermoso calendario de sobremesa con fotografías en blanco y negro sobre los grandes del jazz. Ese calendario estuvo embelleciendo durante todo un año mi espacio de trabajo (para mi, un buen regalo). Después me comentó sobre lo difícil que era encontrar un regalo idóneo para la gente jazzera. En principio, me dijo, no se pueden regalar discos, porque los coleccionáis y lo más probable es que el regalo os llegue “repe” (es tan verdad, que hasta uno mismo se equivoca y en mas de una ocasión compramos 2 veces el mismo disco). Luego, los libros de jazz son escasos  y difíciles de encontrar (esto
 aumenta las probabilidades de que el regalo ya lo tengamos o lo hayamos leído).


Con esas premisas, las preguntas que me formulé para crear algo nuevo fueron estas:
¿Qué cosa, que tenga que ver con el jazz, me gustaría tener?
¿Qué cosa que sea fina, económica y original me gustaría regalar a un(a) amigo(a) jazzero(a)... y quedar bien?... Rápidamente llegué a la conclusión de la baraja, porque es un objeto-símbolo de los garitos donde comenzó el jazz... y además, un mazo de 54 cartas me permitiría hacer una especie de historia ilustrada sobre el tema.
Decidí regalármela y me puse manos a la obra.

Pensé que mi baraja debería ser sofisticada (elegante de vestimenta y distinta de las demás); pero al mismo tiempo, cercana y sencilla. Ese pensamiento determinó que mi instrumento para dibujar fuera un simple lápiz de grafito; De esos que usan los chiquillos en el colegio y que fue con lo que yo aprendí a dibujar. Por esa misma razón los dibujos serian en el color del jazz , es decir, en blanco y negro.

El proceso de hacerla fue lo mejor de este regalito que me hice. Hube de investigar y seleccionar a los 54 músicos con un criterio abierto y objetivo, que es del todo imposible cuando entra a participar la subjetividad (la propia y la de los comentarios ajenos). Luego comencé a dibujar atendiendo a las personalidades de los músicos; después diseñé los naipes; las cajas; los troqueles y por ultimo hicimos los preparativos para la imprenta (componer, maquetar, crear los fotolitos...) y por fin editamos. Después de imprimir tuvimos que troquelar los pliegos impresos con cuchillos especialmente diseñados para cortar y obtener la baraja. Una vez troquelado todo -los 2 envases y los naipes- hay que  desprender las cartas de las hojas. Eso hay que hacerlo con los 54 naipes que se sujetan individualmente en 4 pequeños puntos, al pliego de la cartulina especial para naipes. Esto se debe hacer naipe  a naipe y con mucho cuidado, ya que perdiendo una carta se pierde la baraja entera. Es un trabajo de chinos que parece no terminar nunca. Terminados los mazos,  toca darle forma a las cajas (que servirán de envase para esos naipes) ya que las futuras cajitas  vienen impresas desde la imprenta en un cartón
 plano. El proceso es similar al de las cartas y hay que hacerlo, también, individual y artesanalmente. Una vez la caja (plana en ese momento) quede desprendida del pliego de cartón,  habrá que doblarla por sus aristas y  pegarla (por sus lengüetas) para  fijarla y  darle su forma tridimensional definitiva... Este trabajo -también- hay que hacerlo con el envase interior que se encarga de amarrar a los naipes. El doble envase es una complicación para quien la fabrica; pero  es muy interesante para darle identidad y una buena imagen final al producto. Finalmente tendremos  que introducir el mazo de naipes dentro del contenedor interior y luego este en el envase exterior. De esta manera este producto friky ya esta terminado. 

Este homenaje  a la música que tanto amo no ha sido un asunto fácil... pero cuando tengo la  magnifica BARAJA ARTESANA  en las manos, se siente que el esfuerzo ha valido la pena... Y es que además del canto al jazz, hemos conseguido crear un  hermoso articulo de arte y colección, que nos pone contentos... 
¡Que mas se puede pedir!
Feliz Jazz y hasta la próxima.
By ©Kuto.

martes, 8 de enero de 2008

Kay, Satchmo y Prez



Inauguración de Jazz54
oooooooooooooooooooMi primera casa en Brunete era muy pequeña; Para agrandarla, a Kay y a mi se nos ocurrió llenarla de música. De esta manera, cada vez que poníamos un disco, por arte de magia, la casita se transformaba en un confortable y alegre palacio.
Un día invitamos a Prez que llego con su sombrero, su saxofón y su cara amable en el autobús de línea que venia directamente del "Paraíso Celestial". Nada más llegar, y para que entrara en confianza, le pusimos un rebosante vaso del mejor coñac que teníamos en su mano (sabíamos que era su trago favorito) ... Y  cuando 
Lester aplacó su sed y se sintió flotar, adivinó que allí faltaba su música y se puso a tocar. De su saxo salieron melodías maravillosas que resonaron en todo el pueblo. Al rato, sonó el timbre de casa. Pensé que seria la policía (siempre he creído que a los policías no les gusta el jazz); Pero el que estaba ahí era el mismisimo Señor Jazz. Había acudido a nuestro cuadro con su trompeta y su contagiosa sonrisa. Kay, al verlo, se sentó en una esquina, desenfundo su Chelo y apuntó unas notas casi tan dulces y bellas como ella misma... Satchmo aplaudió desde el sofá, y con su voz carrasposa y llena de jazz, dijo: ¡Queda inaugurada la casa de Jazz54... dabadabadú!...

Sobre la imagen: 
"Con Satchmo, Lester Young y Kay en casa"
Pintura de Alejo Lopomo.
Óleo sobre tabla/  1991/ 
65x152 cm.
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